Emilio no tarda en venirse ya que está demasiado cachondo. Carlos se está lavando las manos. La imagen de ese culo es impactante para Emilio. Y es que nunca se acostumbra a la extrema belleza de ese Adonis. Camina lento para disfrutar al máximo de ese culo. Está a su lado. Los dos se lavan las manos. Emilio se siente en el paraíso. Está demasiado impactado con ese chico guapo al lado
--¿te lo estás pasando bien?
Y Emilio no es capaz de articular palabra. Hace que sí con la cabeza. Carlos le sonríe con cariño y Emilio se derrite. Muere de amor. Está feliz. A veces piensa que está soñando y que va a despertar de un momento a otro. Otras veces piensa que ha muerto y está en el cielo. Piensa que el paraíso no puede ser mejor a lo que está sintiendo. Llegan los dos juntos. Madre e hija están sentadas la una frente al otro. Carlos se sienta al lado de su novia. A Emilio le toca al lado de la madre. Sí, estará en frente de su amado. De pie en la esquina las vistas al paquetorro de Carlos son impresionantes. El deseo lo hace decidido. Hay silla en el lateral así que sin decir nada se sienta ahí. Nadie le dice nada aunque le tienen que cambiar de sitio los cubiertos. Emilio está tan feliz. Es lo que deseaba. Lo tiene tan cerca, puede hablar con él y además admirar su cuerpo. No tiene que hacer ningún esfuerzo para mirarlo, para verle su gordo bulto . Carlos se agarra el cinturón como si le apretaran los pantalones algo que excita mucho al virginal hombre. Es un gesto que Carlos repite lo largo de todo el almuerzo. En algún momento se toca la barriguita, dejándola al descubierto. Es un paisaje que sólo disfruta Emilio y disfruta mucho. Le excita verle los pelos de esa zona. Siente celos de Ana que conoce al detalle el cuerpo de ese chico tan guapo y encima no lo valora. Hablan bastante. Carlos es solo para él. Carlos lo complace que ya nadie más tiene tanto interés en él como Emilio . Los platos son enormes. Tanto Carlos como Emilio se quejan de eso.
--venga, yo como si tú comes --le dice Carlos.
--es que no me apetece.
Carlos lo mira con mucho cariño:
--¿quieres que te lo dé en la boca? Me han dicho que apenas come así que hoy te lo comes todo... hazlo por mí.
Carlos lo mira de una manera que es imposible decirle que no. Carlos le anima sonriendo. Le derrite su sonrisa. Con lo que le cuesta a doña Ana que su hijo coma no puede creer que a Carlos le sea tan fácil convencerlo. Emilio ha comido mucho y Carlos casi nada.
--ahora te toca a ti --dice Emilio.
Carlos se ríe divertido:
--¿te estás vengando? --dice Carlos con ironía.
Emilio lo mira tímido. Carlos sonríe:
--es una broma, lo que pasa es que yo he pedido arroz y hay demasiadas judías.
--estàn buenas --Emilio.
--A ti te gustan las judías... cómetelas tú.
--¡ni loco... no puedo más¡ voy a reventar.
Carlos lo mira tierno:
--venga ayúdame.
Doña Ana siente agradecimiento con Carlos por lo feliz que hace a su hijo. Sabe que para Carlos es como su hermano mayor y que no tiene que preocuparse. Su hijo es feliz así y se lo agradece en el alma. Carlos es muy cariñoso con Emilio y es que el virginal hombre le despierta tanta ternura que a Carlos le apetece desvivirse por él.
--venga... una cucharada yo y otra tú... --dice Carlos metiéndole en la boca del hombre una cuchara de judías.
Luego el chico se toma otra. Luego de nuevo le pone la cuchara a Emilio en la boca, es la misma cuchara en la que come él. Carlos sabe que Ana nunca le dejaría hacer una cosa así y vive con Emilio las cosas cotidianas que le gustaría hacer con Ana . A Emilio le excita compartir cuchara. Es como compartir un beso. Esa boca le apetece cada día más. Con su plato a Emilio le quitan el tenedor y no le traen otro.
--¿y ahora qué hago?
Carlos le sonríe:
--tranquilo... compartimos el mío.
Ambos comen filetes. Él le da el cuchillo a Emilio.
--¿qué tal?
--está bien --Emilio.
Parece que están solos, compartiendo el tenedor. Poniéndose el uno la comida en la boca al otro. Riendo mucho. En todo momento Carlos , Ana y Emilio piden lo mismo. De postre flan de limón. Ana está al margen de ellos.
--te podías haber pedido el de coco, así los probamos los dos --dice Carlos.
A Emilio le hubiera encantado compartir plato con él pero no lo pensó.
--¡oye, el tuyo es más grande¡ --se queja Carlos divertido.
Encantado el virginal hombre le dice:
--te lo cambio, apenas tengo hambre.
--no hace falta...
Emilio no insiste y Carlos se alegra porque no le gusta demasiado. Carlos bebe vino, Emilio agua.
--¿me das un poco de agua?
--si claro… --Emilio.
Emilio le pasa la botella, Carlos llena el vaso manchado de vino.
--¿no es eso una guarrada? --se queja Emilio.
--es que me gusta el vino... no pasa nada.
--pero puedes tomar mi vaso.
--¿no te molesta?
--para nada
Al contrario. Eso le hace feliz. Le gusta compartir cosas con él. Carlos bebe un sorbo sólo por no rechazarle el vaso. Emilio bebe luego procurando que sus labios se posen en el mismo lugar donde se posaron los de él. Es como probar los labios del chico. Y es que no puede estar más enamorado y desearlo más. A doña Ana lo único que le importa es que Emilio tenga siempre esa mirada de felicidad. A Emilio le quedan fotos para acabar el carrete.
--¿porque no nos hacemos unas fotos? --dice Emilio -si, sí... venga... --dice Carlos .
El chico busca un lugar que más le gusta, en unas escaleras. En ese momento están los dos hermanos juntos.
--yo en medio --dice guiñando el ojo a Emilio .
Ve en la mirada de Emilio que es eso lo que él quiere. Se hacen varias fotos abrazado a los hermanos. Emilio siente un gran deseo. Sigue sin tocarlo pero su mano tan cerca del bello culo de él es toda una tentación.
Ve en la mirada de Emilio que es eso lo que él quiere. Se hacen varias fotos abrazado a los hermanos. Emilio siente un gran deseo. Sigue sin tocarlo pero su mano tan cerca del bello culo de él es toda una tentación.
--¿me dejas hacer fotos? --le pregunta Carlos a Emilio .
--acaba el carrete si quieres --dice Emilio.
Carlos está encantado en su papel de fotógrafo. Hace fotos a madre e hijos. Doña Ana llora pues desde que no es pequeño Emilio no ha querido hacerse fotos y menos con su madre. Apenas tiene fotos de su hijo. Doña Ana siente que tiene una deuda con Carlos. Cree que lo que siente su hijo por él es platónico que sólo busca su amistad Doña llama a una señora y les hace una foto a todos juntos. Carlos al lado de los dos hermanos. Ana que lo ignora y Emilio que lo mira con un gran deseo, un fuerte amor. Carlos se quiere hacer una foto con su novia. La va a hacer Emilio pero ya se acaba el carrete.
--has roto la cámara --le dice Ana burlón dándole la cámara.
Carlos le devuelve la cámara a Emilio :
--guárdala bien.
Emilio no lo dice nada pero lo piensa. Esa cámara es su mayor tesoro y la defendería con su vida si fuera preciso.
A media tarde la familia regresa a casa. Ha sido un día intenso, un día como Emilio no ha tenido nunca. Está eufórico. Excitado. De nuevo Carlos a su lado, sus piernas se tocan... El bulto de él lo enloquece. Los deja delante de la casa. Emilio siente celos al ver a los novios besándose. A él le da mano cosa que no había hecho nunca. Emilio está feliz teniendo el aroma de ese chico en su mano. Entra corriendo sin tocar nada. Y le excita mucho masturbsrse con esa mano que a tocado Carlos. Es como si el mismo Carlos lo estuviera tocando y eso le excita mucho. Emilio nunca ha sido tan feliz.Ha sido el mejor dia de su vida. Lleva a Carlos tan dentro, no sabe si se podrá acostumbrar a un día sin él después de haber vivido un día tan intenso a su lado.
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