Emilio sabe que su hermana tiene fotos nuevas del guapo Carlos y aunque no se las enseña, en el momento que está solo en casa entra en su cuarto para buscarlas. Son de Port Aventura. El chico es guapísimo. Suspira enamorado. El chico le gusta cada día más. Además hay un par de fotos de él en su casa, muy chulillo con la madre y otra sin camisa con sus dos perritas pero el pecho no se le ve bien. Estas dos fotos lo excitan bastante. El chico le gusta demasiado y no se quiere quedar con las ganas de tener una foto de él... Sabe que sólo puede disfrutar de él a lo lejos así teniendo una foto suya pues se podrá consolar hasta esperar a verlo. Hay varias de él solo, agarra una que hay repetida en la que él está muy sexy.. También toma prestadas las otras fotos para masturbarse. Se siente como un adolescente al robar una foto pero le encanta mirarla. Carlos es guapísimo y mirar su foto lo llena de alegría.
A media mañana Emilio ha tenido que ir al veterinario a recoger unas pastillas para el perro, alguien le silva. Se estremece todo al ver que es él con su carrito con las cartas. Esto sí que ha sido una sorpresa. Hacía mucho que no lo ve en la calle, que tiene que esperar al sábado, así que le encanta ese encuentro extra tan sorpresivo. Carlos lo saluda muy simpático. Aunque luce bien con cualquier cosa le encanta con esos tejanos verdes con lo que luce un tipazo impresionante. Gracias a ese encuentro y mirando y masturbándose con su foto la semana no se le hace tan larga de lo habitual... normalmente se la pasa pendiente de que pasen los días para verlo a él que se ha convertido en el centro de su vida. Con su belleza seductora está logrando hacerle la vida más agradable pero el chico no piensa que le pueda estar gustando de más a su cuñado al que ve como a un hermano. Le conmueve su amargura y quisiera protegerlo, apoyarlo.
Ese sábado, Carlos lleva tejanos negros. Emilio disfruta de su cuerpo y lo desea ardientemente. Tenía ganas de disfrutar sus curvas como en días atrás pero no hay demasiada luz y no puede gozar de su cuerpo. Se va a su cuarto aunque como siempre está muy pendiente de él. Se masturba escuchando su voz. Carlos se levanta para ir al lavabo y como la habitación de Emilio está en medio Emilio abre la puerta como si fuera habitual. Lo asalta prácticamente. Quiere iniciar una conversación con él hablando de lo que sea aunque Carlos es el que toma la iniciativa.
--¿¿esta es la máquina eléctrica?
--no. Es que la cinta me duraba diez días y era un rollo y muy difícil de encontrar. Prefiero seguir con la de toda la vida.
Emilio no se atreve a hacerlo pasar pero le gustaría pasar un rato con él. Hablan un poco de la otra máquina, que le salió muy barata pues ya no se usan. De las cosas que se podían hacer.
--todo esto me suena a chino... yo no sirvo para esto... --dice con una embriagadora sonrisa que a Emilio le enloquece.
Carlos ya se iba a ir, Emilio tenía preparada las normas que le dieron para propietarios de los perros en lo que hay un dibujo de la pala aquella que le comentó.
--mira sobre lo que te dije la semana pasada…
Carlos pone cara de no acordarse. Emilio le enseña ese librito:
--los dibujos son bonitos.
Carlos va mirando el plano que hay con todos los bobbynet (contenedores de caca de perro):
--en mi casa hay uno... aquí no está.
--es que el plano es antiguo. Es de hace seis años.
--¿viste lo de recoger caca que le dejé a tu hermana?
--pues no me enteré de nada.
Carlos lo mira con cariño, siempre pensó que la familia se ha acostumbrado demasiado a dejar de lado a Emilio y es algo que a él le encantaría cambiar:
--¿no te lo enseñó? --pone cara de como sentirlo-- ya me ha devuelto la revista. Era una tontería y valía mucho, es mejor ir con bolsas de plástico.
Carlos mira el folleto con prisa. Emilio se da cuenta que lo está reteniendo casi en contra de su voluntad.
--te lo puedes llevar si quieres.
A Emilio le da pena que se vaya enseguida.
--perdona... es que me estoy meando --dice con una sonrisa.
Emilio piensa que debió atraparlo después aunque le consuela pensar que las prisas de Carlos eran por el apuro. Se sofoca al escucharlo hacer pis, tenía ganas. Se queda con la puerta abierta con la esperanza que él le diga algo pero Carlos pasa de largo, está en esa casa por Ana y aunque quiere ayudar a Emilio pues tampoco quiere desatender a Ana . El chico deja las normas sobre la mesa. Ni se las mira. A Emilio le da pena pensar que tal vez el chico lo considere un viejo pesado y que tal vez no le apetezca charlar con él.
Emilio tarda varias días en ver a Carlos . Es un día a medio día. Carlos llega de sorpresa. Emilio sale de su cuarto. No sabía que él estaba. Carlos está apoyado en la mesa, lleva unos tejanos grises y le hacen un culo muy sexy. Emilio lo devora con los ojos. Emilio no puede negar que está muy bueno el chico. Lo mira cachondo perdido. Se pasaría horas mirando ese culo. Está tan excitado que teme que el chico se dé cuenta. No lo quiere incomodar. No quiere que se aleje de él. Se encierra en su cuarto. Y la imagen del culo de Carlos se le repite una y otra vez en su cabeza. Se masturba con esa imagen en su cabeza.
Semanas después...
Emilio está triste sobre su cama. Sin imaginar que Carlos acaba de entrar, esta mira una foto de él. Su vida está vacía. La presencia de Carlos lo llenaba pero hace tiempo que no sabe de él. Piensa que tal vez se dio cuenta de lo que siente por él y por eso no quiere volver. Necesita amor. Necesita sexo. Desea que pase algo que lo llene. Necesita un hombre a su lado. Un príncipe que lo libere de su amargura y Carlos era perfecto para él. Si no va a ser su pareja se conforma con que sean buenos amigos. Ya le va bien como cuñado pero sabe que Ana no está muy enamorada de él... Un sobrinito... aunque sabe que Ana no es muy maternal piensa que si por accidente Carlos embarazara a Ana sería una buena manera de que no perdiera nunca el contacto con él. Le entra sed y va a la cocina. No saldría si supiera que está su madre pero se cree solo. No le gusta ver a nadie. No había oído a Carlos y sufre un impacto al encontrárselo en el comedor. Sonriente, guapo. Seductor. Emilio lo mira, se derrite. Carlos lo saluda muy simpático y sonriente.
--ya está listo el calentador... ahora te traigo una toalla… --Ana
Emilio mira sorprendido a Carlos . Él lo mira tímido:
--es que en mi casa se nos ha estropeado el agua caliente y yo con agua fría me muero... Llevo una semana sin ducharme... ¿a que apesto?
Emilio hace que no con la cabeza, está muy excitado. No puede creer que ese chico tan guapo se vaya a desnudar en su baño. Carlos le guiña el ojo. Carlos entra en el baño. Emilio oye como abre la ducha. Se pone a 100 al imaginarse cómo se está desnudando. No cierra la puerta con el cerrojo. Ana entra sin llamar él está desnudo. Le entrega unas toallas. Él la abraza a ella:
--si no fuera por tu hermano te pediría que te metieras conmigo... --dice él pícaro.
--sólo me faltaba eso y que llegara mi madre.
Los dos se besan apasionadamente. Emilio no puede evitar sentir envidia de su hermana. Le gustaría ser él el que estuviera en esos momentos frente a un Carlos al que se imagina desnudo. Oye risas de la pareja... Siente celos. Ana deja solo a su novio. Emilio está pendiente de esa ducha. Su cuarto es de interior, hay una habitación que da las galerías... desde su ventana ve la ventana del baño. Escucha el agua, a veces también algunos gruñidos de él como:
--que buena está el agua...
Le excita mucho estar escuchando como su atractivo cuñado se ducha... Ve solo la ventana, lo escucha, por los ruiditos que hace disfruta de la ducha... No se llega a ver nada pero escucha todo. Se masturba escuchando el agua cayendo sobre el cuerpo desnudo del guapísimo chico. Escucha cómo cae el agua y le tiene muy cachondo saber que cae sobre el cuerpo desnudo de él. Le encantaría poder mirar por un agujerito y ver el cuerpo desnudo del guapísimo cartero. Sería una buena alegría para sus ojos, unos ojos que estaban casi muertos, unos ojos que desde las duchas en el instituto que no reciben ese tipo de alegría... Se limpia sin dejar de estar pendiente de la ducha. Siente muchos celos por el hecho que sea Ana la que tenga el privilegio de verlo desnudo. Ana entra dos veces en el baño tranquilamente para ver qué tal está el agua.
--todo bien --dice él.
Emilio no puede ocultar lo mucho que le gustaría estar en el lugar de su hermana. Carlos es lo único que le estimula... aunque nunca vaya a pasar nada con él, le hace bien tenerlo como amigo... Es la mejor medicina a su amargura.
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