domingo, 28 de junio de 2020

Capítulo 19

Ana  madre va llorando y muy angustiada al hospital a buscar a su hijo. La atiende una enfermera que le dice que ahora su hijo está siendo examinado por el psiquiatra.
--¿¿qué va a ser de mi hijo? --dice Ana  llorosa.
--ha causado muchos daños materiales. Podemos hacerle un informe con su historial y que le bajen la multa. Para eso necesitan un abogado. La policía está aquí pueden preguntar.
--¿pero va a estar bien? Puedo verlo?
--sí, en un rato más.
Ana  llora:
--con lo bien que estaba ¿¡qué le pasó?¡
--ahora el psiquiatra le explica.
MIentras el psiquiatra habla con su madre, Emilio  se queda solo y atado en una camilla. Su mundo se ha desmoronado. No deja de llorar. Las fotos con su guapo cuñado era lo más importante que tenía en su vida y para él ha sido un gran golpe que se perdieran. Tanta ilusión en esas fotos con Carlos , unas fotos que parece que no puede tener. Entiende que el novio de su hermana es un hombre prohibido para él  pero:
--¿¿es que ni una foto con él tengo derecho a tener??
Está deshecho, siente como si alguna fuerza mayor no tuviera nada mejor que hacer que estar pendiente de él para ver cómo la puede lastimar.
--¿¿cuando podré volver a salir con Carlos  y hacernos otras fotos?
Llora porque vivió un momento único con Carlos  y ahora no se volverá a repetir. La felicidad que sintió al estar al lado de Carlos  mientras él lo abrazaba, mientras se hacían esa foto no la sintió en la vida
--¡¡esto es imperdonable¡
Por su lado, el psiquiatra trata de averiguar lo que le pasa a Emilio , que no ha querido hablar con él, con su madre:
--según su historial se queja que las pastillas no le hacen nada y las quería dejar. Estaba hablando con eso con su psiquiatra que las dejaría poco a poco pero no le ha hecho caso. ¿No las toma, verdad?
--no le sabría decir.
--usted siempre se ha quejado que es agresivo con usted .
--pero de palabra.
--rompe cosas.
--eso sí. Cuando se enfada la toma con los vasos y las tazas. Pero hacía tiempo que estaba bien. Tranquilo. Mejor que nunca.
--nunca hizo nada igual. Es importante saber qué provocó esa crisis.
--es que me avisaron, pero no sé que ocurrió... se fue tan contento a revelar unas fotos y hasta ahora... --llora la madre.
--en la tienda comentaron que le dio una crisis porque no salieron sus fotos ¿¿qué opina de eso?¡ No creo que fuera por las fotos, ¿usted sabe que es lo que le importaba tanto de esas fotos.?
A la mujer  le da vergüenza decir que su hijo se ha enamorado del novio de su hermana y el shock de que no salieran las fotos debe de haber sido duro para él porque le hacía mucha ilusión esa foto con Carlos . Ya que tampoco logra nada con ella, el psiquiatra le recomienda que bajo ningún concepto Emilio deje el tratamiento y les adelanta la hora con el psiquiatra de Emilio. 
--¿,y mi hijo se tiene que quedar aquí?
--no. Ya se puede ir si tiene ánimos. Le hemos dado los datos a la policía. La llamarán. Espere aquí. Ya vengo con el chico. Al rato el doctor lo trae en silla de ruedas. Ya está vestido. El virgen treintañero tiene la mirada perdida, su padre la abraza. Emilio la ignora. Con muy mal humor Emilio dice:
--¿¿¡nos vamos?¡
El psiquiatra les da unas recomendaciones, les recomienda a Emilio. Le dice que su psiquiatra lo verá en diez días  pero Emilio  es muy claro:
--¡¡no pienso seguir ningún tratamiento¡¡
Emilio es muy agresivo, el doctor trata de ser amable:
--¿y si puede saber porqué?
Emilio  con unos gritos que se oyen por todo los pasillos dice:
--¡¡por qué la vida es una mierda y no merece la pena vivirla. Un día de estos me mato¡
Emilio  se va corriendo llorando. La madre llora.
--podemos pedir que la policía lo detengan. Si usted autoriza lo podemos internar.
--no. No. Yo lo puedo controlar.
--hable con el psiquiatra de su hijo y piense en serio que es momento de intentarlo. Será una temporada. Piénselo.
Doña Ana le da las gracias por todo y se va. El psiquiatra resopla.  Está feliz de librarse de un paciente tan conflictivo como Emilio. No le extraña que haya tenido cambios de médicos.
Van a casa en taxi. Doña Ana trata de hablar con su hijo.
--no es el fin del mundo.
Emilio no la mira y se tapa los oídos. Piensa que si alguien maneja el destino de las personas, si hay gente que dice que todo pasa por algo, ¿¿a quien le importaba que ella no tuviera sus fotos?
--organizaremos otra excursión. ¿Dónde te gustaría ir? Una vez dijiste que querías ir a Sort. Podemos ir.
Pero Emilio  ya no contesta. Está sentado de lado, con los pies en los asientos y agarrándolos con las rodillas. Tiene la mirada perdida, está en su propio mundo e ignora las palabras de su madre. Piensa que si el destino se empeña en que sea un desgraciado, ¿para qué se va a molestar en vivir?

Al llegar a su casa, Emilio  se encierra en su cuarto. A la hora de comer, doña  Ana  con una dulce sonrisa va con una bandeja de comida a su hijo. Emilio  le tira la bandeja encima.
--¿¿¡quién te ha dicho que quiero comer?¡
Doña Ana  llora:
--hijo, tienes que comer. Ayer comiste tan bien.
--¡¡no pienso volver a comer... no comeré nunca hasta que me muera¡ --grita Emilio  lleno de rabia.
Doña Ana  está deshecha:
--hijo, lucha, si luchas estoy segura que Dios...
Emilio  no lo deja seguir, al escuchar la palabra Díos se pone como loco:
--¡Dios no existe y  si existe da asco. Es una mierda¡
La mujer se santigua.
--no blasfemes hijo.
--¡pues no hables de esas mierdas  en mi presencia¡¡
--hijo, debes vivir. Haz un esfuerzo. La vida a veces es dura pero también es muy bonita.
--¡¡no me pienso molestar en luchar, no merece la pena... esta mierda de vida no merece la pena. Me voy a matar si pillo las pastillas me las tomo todas y me mato¡¡ --llora Emilio .
Doña Ana  no aguanta más y sale llorando. Emilio  llora amargamente. Doña Ana marca un número en su celular:
--hija, ¿Carlos  está contigo¿me lo pasas?
A Carlos  le sorprende mucho que lo llame su suegra:
--¿qué pasó?
Muy angustiada la mujer  le dice:
--necesito pedirte un favor, Emilio  ha sufrido una crisis...
Carlos  siente una gran preocupación:
--¿¿qué le pasó a Emilio ?

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