domingo, 28 de junio de 2020

Capítulo 20



Resentido y dolido, Emilio  está tumbado en su cama. Su perro a sus pies trata de animarlo. De repente éste ladra y rasca la puerta del cuarto para salir. Ha llegado Carlos . A Emilio está tan dolido que no quiere ver a nadie. Ni siquiera a él. Abre la puerta al perro para que salga a saludar a Carlos . Desde la puerta, doña Ana abraza al chico llorando:
--gracias por venir. Estoy desesperada.
Carlos  le sonríe:
-- ¿qué tal sigue Emilio ?
--mal, esta encerrado en su cuarto. No ha salido para nada ni ha querido comer. Dice que se quiere morir y no volverá  a comer--dice Ana  madre muy angustiada
Carlos  se muestra muy simpático:
--deme a mi la comida que yo le obligo a que coma. 
Ana  hija está algo sorprendida:
--¿todo eso porque no salió las fotos?
--es que para él es muy importante la familia y quiere tener fotos de todos --dice Ana  madre más que nada a Carlos  porque Ana  se queda de piedra al escuchar que para su hermano es importante la familia.
A Ana le da igual Carlos y lo que su hermano pueda sentir por él. Es más se sentiría liberada de ese chico que no quiere. Carlos  sabe que si hay una persona a la que no le importa la familia es precisamente Emilio . A Carlos  le llena de ternura que una foto de él sea tan importante para Emilio, aunque sí le duele que ponga su salud en peligro. Carlos  con una bandeja en la mano abre la puerta con la cabeza:
--¿puedo pasar?
Emilio  se queda helado. No esperaba que Carlos  entrara a su dormitorio.
--¿qué haces a oscuras? dejo esto aquí... --en tono fraternal.
Carlos  deja la bandeja con la comida sobre la cama y abre la luz. Emilio  suspira enamorado. El chico es tan guapo. Va sin afeitar. Le encanta más así, lo ve más varonil. 
--¿¿qué tal?
Su sonrisa embriagadora lo ilumina todo. Lleva tejanos negros y una camisa azul fluorescente. Emilio  lo mira enamorado. Carlos  la mira muy simpático aunque algo regañón:
--me han dicho que no has comido nada en todo el día.
--bueno... es que no tenía hambre...
Carlos usa un tono muy fraternal. A Emilio con estar con él mirarlo se le olvidan todas las penas. Vuelve a sonreír y su mal humor desaparece. 
Doña Ana escucha tras la puerta. La joven Ana no puede creer que para su hermano sea tan importante alguien tan gris como Carlos .
Mientras, en la habitación, a Carlos  le emociona la mirada de amor de Emilio . Le emociona pensar que lo que ese hombre  siente por él sea tan importante al punto que su madre le han dicho que se quería morir y ahora que está él lo ve tan feliz. No puede creer que él ocasione todos esos cambios y aunque le llena de orgullo también le asusta porque no puede corresponder a los sentimientos del virginal hombre. Acerca la bandeja a Emilio y se sienta a su lado. Emilio  no puede creer que Carlos  esté con él, en su cama. Muy dulce el chico le dice:
--no me pienso mover de aquí hasta que comas.
Emilio sonríe: si fuera por él el chico no se iría. Carlos  corta un poco la carne. Carlos  la come:
--hum... está muy buena.
Luego corta un trozo y con ese mismo tenedor se lo da a Emilio en la boca. A Emilio  le encanta compartir cubiertos con Carlos  y come.
--hacemos un trato, un poco tú y otro yo... como en el pueblo ese¿vale?
--pero te lo doy yo.
--vale.
Emilio  le mete a él el tenedor en la boca. Carlos lo muerde y lo mira sonriendo. Emilio desea esos labios. Tiene que hacer un esfuerzo por no besarlo. Los dos pasan un buen rato juntos. Emilio  suspira. Está muy enamorado y desea abrazarlo, gritarle que lo ama. Casi sin que sé dé cuenta se han acabado el plato de comida.
--¿ves como no era tan difícil?
Carlos  habla con una dulzura que tiene cautivado a Emilio . Carlos aparta la bandeja, se acerca un poco más a Emilio . Le acaricia la mejilla. Emilio se estremece. Cierra los ojos para gozar aún más de esa caricia. Sueña con que Carlos lo va a besar, se olvida de todo y quisiera vivir ese gran amor que siente por él. Con una voz muy cariñosa, aunque como si le hablara a su hermano pequeño, Carlos le dice:
--ya me han dicho que las fotos --pone cara triste aunque de broma-- pero tú por eso no te preocupes que cuando quieras nos hacemos todas las fotos del mundo pero para eso no hace falta salir que aquí tenemos lugares muy bonitos para fotos.
Emilio  lo mira fascinado, con una sonrisa de oreja a oreja. Lo mira como si fuera una aparición, como si todo eso no estuviera pasando. Carlos es su Dios. Su todo. Carlos  muy sonriendo, le encanta el efecto que causa Emilio.
--es más... si quieres nos vamos de vacaciones.
--¿de vacaciones?
--si, ¿no te gustaría?
Emilio  tiene la felicidad escrita en la cara, ir de vacaciones con Carlos  es un sueño mayor de lo que podía haber imaginado. Animado por la alegría que todo en él le produce al virginal hombre, Carlos  dice:
--si claro, puedes venir con nosotros de acampanada ¿no te gustaría?Así nos hacemos todas las fotos que quieras.
Aunque el camping no es lo suyo, con tal de estar cerca de él, dice:
--si claro.
Carlos  se levanta con una sonrisa muy dulce:
--pues nada... además aún tenemos que ir a Sort ¿no? Me dijeron que querías ir.
Emilio  está feliz. Está un poco confundido. Es demasiado evidente que ama a ese chico y creía que él se iba a alejar pero todo lo contrario. Con un gran afecto, Carlos  toma de la mano a Emilio :
--ven vamos, que llevas mucho rato encerrado.
A Emilio  le excita mucho salir tomado de la mano de su guapísimo cuñado.La madre del chico mira la escena como si fuera un milagro. Ana está con Carlos  para que nadie sospeche que es la amante de Jose, si a Emilio  le gusta estar con su novio pues le va bien porque así mantiene ocupado al chico y no lo molesta a ella porque a Ana  cada vez le cuesta más tener cerca a Carlos  sin decirle que siente pena por él, que a quien ama es a Jose. Carlos  le suelta la mano a Emilio, le acaricia la cabeza fraternalmente.
--¿te sientes mejor? --le pregunta con cariño.
Emilio no dice nada, aunque sonríe feliz. Carlos sigue diciendo:
--Cuando quieras nos hacemos fotos, no te tienes que disgustar por eso. Te compras un carrete de 36 y mira si tienes para hacernos fotos... en Amer nos hicimos pocas.
Doña Ana en seguida se mete:
--sí, podemos hacer una salida todos juntos.
--Yo tengo ganas de estrenar una tienda de acampada que me compré... ¿Porqué no te vienes tú también? --le propone Carlos  a Emilio .
A Ana  le sorprende mucho la aptitud de Carlos . Estaba segura que no se podría librar de tener sexo en el camping, algo que no le apetecía nada. Emilio  suspira enamorado:
--sí, me gustaría.
Carlos  sonríe porque le gusta la alegría de el virginal hombre por su propuesta. Carlos  mira a su novia y le pregunta:
--¿te parece bien a ti?
Ana  está incrédula. No solo no tendrá que cargar sola con Carlos  sino que él no se podrá quejar:
--si claro.
--podemos buscar si hay camping en Sort y nos vamos ahí.
--¡pues decidido¡ --doña Ana.
Carlos quería de de acampada y a Emilio le emociona que elija un pueblo que quería conocer y que además renuncie a estar solo con su novia. La salida que se hará en unos 15 días. Carlos  sonríe a Emilio  con dulzura como diciéndole: ves que todo tiene arreglo. Emilio  no puede creer que todo esto esté pasando. Se siente feliz ante la idea de pasar unos días lejos de todos con su amado cuñado.



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